"Carmen Castillo, de Bayaguana"...así me dijo ella después de preguntarle su nombre y procedencia. Ambos habíamos abordado una guagua de la ruta que va independencia kilómetros.
Era uno de esos días donde el tiempo parece más corto que de costumbre, tenía tantas cosas en mente y pendietes que creo que apenas llegaba a respirar. No sabía ni cómo iba a resolver algunas cosas. Con el rostro marcado por los años y voz de dulce ancianidad me dijo: "hay tiempo..." de inmediato le presté atención a la pequeña señora sentada a mi lado. Ella continuó (sacando una revista Atalaya cuyo título de portaba decía: Le falta tiempo?) "uno tiene que sacar tiempo...tú has leído esta revista? - le contesté que no.
Y así, entregándomela con cuidado, entre las incomodidades del apretujamiento que teniamos en el vehículo aquel, dijo: "Dios nos da el tiempo y nosotros también tenemos que sacar tiempo para él". Así prosiguió hablando del tiempo, como en la actualidad estamos como locos sin tiempo para nada, que la revista es muy buena, que es gratis (después de yo preguntarle), entre otras cosas. Mientras, yo en mis adentros en shock con lo que estaba pasando, me preguntaba si aquello era una coincidencia, qué quería decir esto, o acaso tal vez se me notaba intranquilidad y prisa. Por qué aquella señora de mirada inocente y profunda con voz dulce pero segura me hablaba precísamente del tiempo? Unos dirían que Dios me habló a través de ella. Para entonces ya ni siquiera le estaba prestando atención a mis preocupaciones de tiempo. Le pregunté su nombre y de donde venía, más para ver si encontraba algun indicio de divinidad no terrenal y me contestó, con una sonrisa orgullosa. Le dije que fuí una vez a ese pueblo, a Bayaguana, y que conocía a un joven estudiante de la UASD, compañero de mi novia a quien le dicen Z. Luego ella me habló de la sabiduría, que viene a través del Espiritu Santo y que siempre la pida a Dios y el me la dará. Yo añadí: como la de Salomón. Ella dijo: "si, puedes encontrar sabiduría en la Biblia. Junta esa sabiduría divina con el conocimiento de los hombres, siempre tendrás entendimiento". Después ella, pasándome otra revista de número diferente con el título: el hombre que cambió el mundo. Me habló de que Jesús es el hijo de Dios, que todo el que tenga fe será salvo. Dijo que poco podemos hacer en lo inmediato para cambiar el mundo, porque está escrito, pero que cada quien encontrará salvación y vida si confía en Jesús.
Finalmente, ya mucho más tranquilo, llegué a mi parada, le pedí me dejara tomarle una fotografía y ella aceptó, después ella me dejó bendiciones y nos despedimos con una sonrisa.
Al llegar a mi trabajo, el caos y cosas que hacer por doquier, pero estuve tranquilo. Hay tiempo.
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